
El corazón de Dulce de Lana es nuestro equipo de tejedoras. Cada una de ellas tiene su vida, su carácter y su estilo propios, pero a todas las une la pasión por el hilo y las agujas.
Paty seguramente es nuestra tejedora más alegre y optimista. Muy querida por todas, nos revela su receta de la vida: “despertar agradeciendo”.
Disfruta tejiendo y piensa que es la mejor terapia ocupacional. Sus primeros pasos en el mundo de las agujas los recuerda con mucho cariño: “Mi abuela era una persona muy importante en la familia. Me gustaba verla leyendo y tejiendo. A todas sus nietas nos preparó para la primera comunión y mientras memorizaba los rezos con nosotras, nos enseñaba a tejer.”
Llegó a nuestro equipo hace bastante tiempo a través de otras colaboradoras y rápidamente se adaptó a nuestro sistema de trabajo. “Recibimos la muestra de la prenda a realizar, junto con la lana necesaria, el patrón y las medidas.”
Cabe aclarar, que como se trata de un proceso totalmente manual, siempre hay que adaptar la tensión de tejido personal de cada una, para finalmente cumplir con las medidas exactas. Todas las tejedoras reciben en cualquier momento apoyo online y además presencial una vez a la semana en la oficina, para aclarar dudas, afinar el trabajo o ampliar conocimientos.
“Al entregar la pieza terminada, Frie personalmente hace el control de calidad”, nos cuenta Paty. “En Dulce de Lana he aprendido nuevas y mejores técnicas, sobre todo en acabados, y me encanta ver mis progresos.”
Ella anima a que otras mujeres se unan al equipo y aclara: “me siento realizada y agradecida y me encanta tejer para crear piezas únicas.”
Gracias Paty por compartir tus hábiles manos y tu alegría de vivir.