
Durante los últimos cincuenta años se han introducido en el mercado de los textiles muchas fibras sintéticas por la facilidad en su producción industrial y su menor coste. Pero últimamente ha empezado un retorno a las fibras naturales, simplemente porque son las más saludables y una opción sostenible que permite avanzar hacia una economía “verde”.
Hay muchas fibras naturales, tanto vegetales como animales. Estas últimas se obtienen de los pelos de animales como angora, alpaca, cabra y oveja, mediante un proceso denominado esquila, que quiere decir cortar el pelo.
Vamos a destacar 7 de las más conocidas:
- Fibra de seda: la única que no se extrae de pelos, sino del filamento hilado por gusanos. Es llamada, con toda razón, la reina de los textiles por su brillo, sensualidad y glamour. Pero es cara y bastante difícil de cuidar.
- Lana camello: esta lana proviene del pelaje del camello de dos jorobas con características únicas como brillo, suavidad, calidez y color natural. Debido a que la cosecha es tan costosa, se mezcla con lana, seda y fibras sintéticas.
- Angora: obtenida a partir del conejo de angora, es una lanilla fina, ligera pero caliente, produciendo un moderado efecto de desprendimiento de mota. Muy cotizada, pero últimamente las grandes empresas textiles han renunciado a la comercialización de prendas con este tejido debido al maltrato de los conejos en granjas chinas.
- Cachemira: se consigue peinando las cabras criadas en Cachemira, una región de la India. Es extremadamente suave, cálida y ligera, pero con el inconveniente de que requiere un cuidado especial para que no se le haga frizz. Cada cabra produce de 2 a 3 kg por año, lo que la convierte en una de las fibras naturales más caras.
- Mohair: procede del pelo de la cabra de Angora, originaria de Turquía. Se caracteriza por ser muy brillante y sedosa, pero para el tejido suele mezclarse con otras fibras naturales o sintéticas.
- Alpaca: es considerada una de las fibras más lujosas y finas del mundo, tiene capacidad térmica, es suave y resistente, sin embargo, muy escasa en el mercado por lo que se le llama “oro de los andes”. Además, esta lana no es recomendable para ropa de bebé por la pelusilla que suelta.
- Lana de oveja: es el nombre común que se aplica a las fibras suaves y rizadas que se obtienen del pelo de ovejas domesticadas. Es el tipo de lana más disponible en el mercado y su calidad depende de la nutrición de los animales, el clima dónde se crían y los cuidados a la hora de extraerlos. Hay muchas variedades, como, por ejemplo, de shetland, de cordero, de loden, de melton y la de merino.
La lana merino es muy apreciada por su especial brillo, su suavidad y su elasticidad, sin ser demasiado voluminosa. Posee un color muy blanco natural que a la hora de tintar queda muy bien y por sus fantásticas cualidades no necesita ser mezclada. En resumen, y analizando todas estas 7 lanas diferentes, cabe destacar, que sólo la lana merino reúne todas las cualidades, como la gran capacidad térmica, excelente transpiración, suave al contacto con la piel y ausencia de malos olores, ya que es naturalmente antibacterial y protección a los rayos UV.
Por eso, la lana merino 100% es el favorito de Dulce de Lana®, por sus excelentes prestaciones calidad/precio y por tener todos estos beneficios tan importantes a la hora de vestir a nuestros tiernos bebés.