
Ahora que empieza el mes de diciembre, todos enfocamos nuestra mirada hacia la Navidad, pensando en los regalos que tenemos que comprar, las cenas navideñas y claro las posadas, una de las tradiciones mexicanas más bonitas.
Sin embargo, hay otras costumbres navideñas y una de ellas es el calendario de Adviento, que por su objetivo lúdico se ha popularizado en muchos países. Adviento significa llegada y es el periodo de espera y de preparación para la Navidad, es decir para la venida de Jesucristo.
El calendario de Adviento es la “cuenta atrás” hasta el 24 de diciembre, día de Nochebuena. Su origen se remonta a finales del siglo XIX en Alemania. Las familias evangelistas pintaban en la pared o en la puerta de la casa 24 rayas con gis y cada día los niños podían borrar una. En otras familias más acomodadas, se encendía una vela diaria y en las más adineradas, los niños recibían cada día un caramelo.
En el año 1902, la Librería Protestante de Hamburgo sacó al mercado el primer calendario de Adviento impreso. Al año siguiente un editor muniqués empezó a vender imágenes navideñas para recortar y pegar en cada día del calendario impreso y en el año 1920 salieron los primeros calendarios que tenían pequeñas ventanas o puertas para cada día, escondiendo diferentes imágenes. En los años 50, las imágenes dieron paso a los chocolates y se volvieron un producto de consumo masivo. En Alemania se venden más de 30 millones cada año.
En la actualidad hay una gran variedad de calendarios de Adviento para todos los presupuestos y los gustos. Esconden chocolates, dulces, juguetes, bolsitas de té, cosméticos, etc. porque es una tradición que gusta a los más grandes y a los más pequeños. En México se encuentran en pocos lugares y además me parece mucho más divertido hacerlos caseros, eligiendo las sorpresas que se van a descubrir cada día.
¡Hay miles de ideas de cómo hacerlos! Con formas divertidas: sobres, bolsitas o botitas en papel, tela o incluso tejidas en lana. Con rellenos originales que no necesariamente son para comer: cuentos, canciones, manualidades, adivinanzas o simplemente valores navideños.
Así que, les invito a dejar volar la imaginación y esperar esta Navidad con ilusión y mucha creatividad.
Vero